marzo 28, 2010

Peligros de la seguridad (Día del Joven combatiente)

Cuando se abre la puerta a la intervención militar, tiende a ser difícil cerrarla y muchos se ven tentados a apoyar que soldados se paseen portando armas por espacios públicos sin permitir manifestaciones o reuniones de personas.

Una muestra de esto es, tal vez, lo que el actual gobierno tiene planeado hacer para “El día del joven combatiente” (día que se ha convertido en una obsesión de los amantes de la seguridad ciudadana en los últimos años, será porque promueve que los jóvenes combatan?).

La Tercera y El Mercurio han informado sobre el tema: se dispondrá de dos mil carabineros y trece mil (!!) efectivos de las fuerzas armadas en las calles. Llama la atención, porque esto no se debe necesariamente a los problemas surgidos del terremoto (el presidente ya anunció públicamente que la emergencia había terminado y que planea no renovar el estado de catástrofe), sino que a una política pública respecto a la seguridad y al uso de las fuerzas armadas y carabineros en el país.

En una etapa de reconstrucción, como lo que estamos viviendo después de la emergencia, se justifica el uso de militares en tareas de construir viviendas, transportar y distribuir materiales entre otras cosas, pero poner quince mil efectivos en las calles en pro de un “derecho a vivir en paz y tranquilidad” es difícil de justificar. Esto es así incluso en circunstancias como las del norte de México o Afganistán, que no se comparan con lo que ocurre Chile.

No es razonable vernos entre nosotros como potenciales peligros y desplegar fuerzas desproporcionadas para combatir a personas que protestan en nombre de una tranquilidad que no está completamente asegurada con este tipo de actos. Llenar los espacios públicos con armas no es una buena idea.

marzo 23, 2010

Peligros de la seguridad

La seguridad es muchas veces citada dentro de las discusiones políticas y jurídicas, pero rara vez se presta atención a qué significa realmente. En las constituciones y tratados internacionales suele tratársele como un valor, un principio, e incluso como un derecho y, a pesar de ello, no son pocos sus detractores.

Podemos decir que se le ha tratado en un ámbito individual y en uno colectivo.

El individual suele consagrase en el derecho a la libertad y seguridad personales que se traduce en ciertas garantías ante la actuación de terceros (especialmente de órganos estatales) estando libre de detenciones clandestinas, torturas y otros tratos crueles. Además, socialmente, se han desarrollado otras lecturas como la necesidad de tener armas en las casas para ampliar la seguridad en caso de robo u otro suceso dañino.

Por su parte, el ámbito colectivo tiende a denominarse “seguridad pública” y su contenido nunca está bien determinado, pero sus consecuencias son bien conocidas. Como señala Carl Schmitt, quien tiene el poder de decisión dentro de un sistema jurídico dice cuando la seguridad pública se ve amenazada (generalmente por la existencia de enemigos internos dentro de la sociedad, ya sean marxistas, terroristas o saqueadores). Los criterios utilizados para determinar cuándo la seguridad se ve amenazada son de “razón de Estado”, esto es, un misterio que sirve a fines policiales para el gobernante de turno.

Las consecuencias de determinar que la seguridad pública se encuentra en peligro son la limitación del ejercicio de derechos (por ejemplo la libertad ambulatoria cuando se declara un toque de queda) y el aumento de las facultades de ciertos órganos estatales (los cuales dejan de ser controlables por otros órganos estatales), o sea, la suspensión del Estado de Derecho en situaciones conocidas como “estados de excepción”.

Ojo, todo es por nuestro bien.

Lo curioso es que en la práctica los dos ámbitos suelen chocar, pues la seguridad individual tiende a protegerse con los derechos que desaparecen durante los períodos de “excepción”.

De este modo las consecuencias de apelar a la “seguridad publica” le ha traído muy mala fama a esta, básicamente porque significa la desaparición del individuo dentro del funcionamiento de la sociedad, la desaparición del acuerdo (de actuar concertadamente, diría Arendt) dentro del actuar político y el que todo empiece a teñirse de violencia.

La seguridad es sin duda algo valioso para todos, pero es necesario tener ojo respecto de como la definimos y de lo que hacemos en nombre de ella, ya en el primer día de nuestro primer toque de queda del siglo XXI murió una persona.

marzo 04, 2010

Terremoto / Réplica


Tal como se siguen sintiendo replicas del terremoto del fin de semana allá en Chile, las sigo sintiendo yo a lo lejos. Este fin de semana nos levantábamos con esa triste noticia. Nuestro desayuno era acompañado por el alarmante estado de un amigo en Facebook TODOS BIEN? AVISEN…. Las mayúsculas cumplieron su función y lo primero que hicimos fue hacer clic en las noticias nacionales chilenas, donde el titular decía de un terremoto grado 8,5. El ser madrugadores y la pronta preocupación de un afectado permitieron reaccionar con rapidez y tener conocimiento al menos de la familia, eso a tan solo una hora y media después del suceso. Todo aquel o aquella con quien hablamos aún estaba en estado de alarma pese a no haberse encontrado en el epicentro y estar todos bien. Los testimonios eran angustiantes supimos de cómo se movían los edificios alrededor de la plaza de Ñuñoa y del quiebre masivo de sus vidrios. Nos conmovió ver la fachada del MAC y el barrio Concha y Toro destruidos, finalmente somos santiaguinos. Pero el mayor desplome de nuestros corazones ha sido ver todo lo que sucede en la VI-VII-VIII regiones. Tenemos aún una inquietud que no cesa por tener al menos 5 conocidos que estaban en la zona más afectada, uno de ellos en Cauquenes en el funeral de la abuela, los otros tres son una familia que vive en Curicó. Fuimos teniendo noticias de a poco y son relatos para dejar helado.
Ayer escuchaba por las noticias la polémica de la responsabilidad acerca del aviso sobre el tsunami, en las mismas noticias oigo testimonios de sobrevivientes lugareños que comentan como ellos estaban preparados para enfrentar una situación así sin necesitar obedecer una alarma. Los turistas, las visitas fueron principalmente las víctimas fatales, podemos contar con orgullo con muchos supervivientes para un terremoto de esta envergadura. Complemento sus testimonios con la propia experiencia de uno de mis amigos sobrevivientes, la angustia que sintió esa gente que logro escapar del tsunami mientras veía a lo lejos como la ola se tragaba a niños a mujeres y hombres, como iban desapareciendo a lo lejos en una masa de agua oscura la luz de los automóviles de familias o personas que intentaban arrancar. Desde lejos vimos la actitud de Bachelet de llamar a estado de excepción como una respuesta pronta al saqueo. Me fui enterando por las vías no institucionales sobre las noticias, es decir, desde la propia gente afectada, cuando alguno lograba dejar mensaje público. Complemento nuevamente con los testimonios que cuentan como en los pueblos más pequeños están en una violenta lucha sin ley armándose ellos mismos para generar protección y calma. Tampoco está ausente la otra cara, así como se comen se ayudan. En principio ingenuamente pensaba que no se necesitaba una prevención al desorden civil, sin tomar en cuenta que podría suceder lo obvio, es decir olvidando lo que es la naturaleza humana que, cuando está en peligro, suele reaccionar protegiendo la vida y buscando poder. Si bien respecto a esto sigo atenta las polémicas también sé que los medios han exagerado mucho este punto sobre todo algunos canales extranjeros en que se pone en alarma sobre Santiago y no se dice nada de la faceta solidaria. Respecto al tsunami la cuestión no tiene muchas vueltas que dar en relación a lo que se debió haber hecho. Sin pensar que es un problema de autoridad de Bachelet, creo que se debiese investigar todas las instancias y no tan solo quedarnos con el mea culpa ya expresado. Qué importa no comprender una señal militar, qué importa pensar que es una posibilidad muy remota el tsunami si ya se estaba viviendo una posibilidad muy remota viendo caer pueblos enteros. Mejor prevenir, mejor ser exagerados cuando se juega con la vida de otros teniendo datos de rango.

*la imagen aparece en el espectador