octubre 22, 2011

Intransigencia y legitimidad

La violencia en las últimas semanas, con cerca de seis meses de protestas sociales, ha adquirido una mayor intensidad y le acompaña una sensación de que las partes se vuelven intransigentes, al menos así es como se presenta en la prensa.
Una señal de esto, para algunos fue la irrupción de miembros del profesorado, alumnos y apoderados en el ex Congreso Nacional donde sesionaba una comisión que se dedicaba a revisar el presupuesto para educación del próximo año.
Está acción fue duramente condenada y se la consideró como una afrenta a la democracia, pues se supone que dicha institución no se puede interrumpir toda vez que es el lugar donde reina el debate, donde se discuten los intereses del país de forma civilizada. En este sentido, se entiende que los ciudadanos si bien son "los dueños" de las instituciones, precisamente las crean para no resolver las cosas por la fuerza, sino que por los "conductos regulares" y deben esperar a que las "instituciones funcionen". La pregunta clave es ¿cuándo las instituciones funcionan en una democracia? ¿cuándo dejan de funcionar? ¿cuándo se agotan los conductos regulares?
Me parece que dichas preguntas son especialmente relevantes en el Chile actual. Solo considerando mis años de estudio en al universidad durante casi toda la década anterior, recuerdo decenas de ocasiones en que estudiantes, rectores, el Senado Universitario y académicos han presentado los problemas de la educación y la necesidad de implementar los puntos que hoy está defendiendo el movimiento estudiantil. Fueron muchas las cartas a la Moneda, al Ministerio de Educación, a congresistas, a El Mercurio, los seminarios, etc. en que estas cuestiones se hicieron públicas y procuraron cambiar la legislación.
Pero la clase política prácticamente no ha reaccionado ante esto.
Será porque no se ha respetado el conducto regular, pero ¿cuál es el conducto regular? en Chile casi no existen procedimientos por medio de los cuales la ciudadanía pueda influir en la formación de las decisiones que repercuten en la vida de todos.
Después de años de reflexión y búsqueda de establecer diálogos (un "nuevo trato") con la clase política en el tema educativo y ante la nula respuesta, no es de extrañar que la gente se tome las calles, concretice la idea de que el espacio público es precisamente, una cosa de todos. Esto tuvo una primera manifestación con el surgimiento de los pingüinos, lo sucedido ahora es algo así como una segunda ola, con mayor fuerza, que se pudo evitar si es que la clase política fuera reactiva a lo que sucede en la ciudadanía.
Entonces, ¿Qué se debe hacer cuando no hay reacción por parte de los gobernantes?
Esto se relaciona con el planteamiento del gobierno de que no permitirá que gobiernen (esto es, que determinen las decisiones políticas) ciertos grupos que se dedican a paralizar la ciudad.
Si bien es evidente que no cualquier manifestación de un grupo debe implicar el cambio de las políticas públicas, me parece que hay razones más que suficientes para, por una parte, irrumpir en sesiones del Congreso y, por otra, gobernar con los manifestantes.
Una primera razón es que se trata de grupos de personas que han estado excluidos de la toma de decisiones que afectan sus vidas a pesar de sus intentos por participar. Esta es tal vez la mayor afrenta que se le puede hacer a la democracia (y se hace indispensable un cambio institucional en términos de democratización de las instituciones chilenas).
Una segunda razón está en que es claro actualmente que el movimiento estudiantil representa el pensar y sentir de una gran mayoría de quienes viven en el país. Así se ha mostrado en la gran convocatoria de las marchas, las encuestas, etc. La cosa es que a pesar de ser una gran mayoría y de llevar varios meses movilizándose, aún no hay reacción de la clase política. Cuando se propuso hacer una mesa de dialogo (momento en que la tensión bajó), previamente se presentaron proyectos de ley sobre las materias que se supone se iban a discutir y,además, se propuso una ley que busca criminalizar a la protesta. Cuál es el sentido de sentarse a conversar cuando esa conversación no tendrá ningún efecto y si se desea manifestarse en contra de ello, se perderá la libertad.
Es una cuestión de qué significa gobernar en democracia.
¿Debe un gobierno democrático gobernar con los ciudadanos o una vez elegido un gobernante ya no debe considerar lo que pasa en la comunidad? Si la respuesta es que debe ser receptivo, ¿A quién hay que escuchar? ¿a la mayoría numérica? (en contra de legislar solo con grupos de interés) o ¿a una minoría excluída? (para no caer en la.  tiranía de la mayoría). En ambos casos la respuesta positiva implica escuchar al movimiento social actual.
Como esto no ocurre, una señal de indignación clara es irrumpir ante el Congreso, el cual, al parecer, no está cumpliendo sus funciones. Entonces ¿El exigir que la clase política cumpla su función en democracia (reconocer que los ciudadanos son sus dueños) se puede transigir? ¿los cuatro puntos que representan una propuesta para discutir sobre el país y atacar los grandes problemas de injusticia que tiene el país, se pueden transigir?

octubre 08, 2011

Educación y gratuidad


Respecto de la polémica que se ha dado de la gratuidad de la educación parece sorprendente que se piense que eso solo beneficiaría a la clase más rica. Si bien es cierto que sus hijos tendrían la posibilidad de estudiar gratis la formación universitaria y también la educación primaria y secundaria tal cual todos los demás, eso no significa restarle un beneficio a las clases con menores ingresos. Resulta interesante contrastar esto con los países europeos, pensando por ejemplo en España donde es posible matricular a un niño en colegios públicos, concertados (como los subvencionados chilenos, se paga un poco y razonable) y privados. En España no sale tan caro pagar una carrera en la medida que el estado subvenciona los aranceles y si bien con la crisis esto se ha visto diferenciado en algunas comunidades autónomas que solo consideran la subvención estatal cuando se es un nacional. Respecto de la educación y otros temas sociales se está poniendo complicado por recortes importantes, pero aun las cosas no van tan mal. Hay varios ejemplos aún más cercanos, México, Argentina o Brasil entre otros. Pero un contraste más fuerte que muchos dicen que es imposible para países como el nuestro que paradójicamente se pone de ejemplo para destacar que esta bien disminuir horas de asignaturas humanistas, se da al pensar en los países nórdicos. Hoy mismo me topaba con un link en facebook que explicaba el sistema educacional de Finlandia haciendo hincapié en los métodos educativos que estimulan la participación cívica y la reflexión antes que la memoria, además, y esto es lo más importante importante, que se fundamenta en la confianza*. Pienso también en el caso de Dinamarca, en donde la educación primaria y secundaria es la misma para todos de modo que el 90% de los colegios son públicos y solo un 10% privados, este sistema educativo no separa a los alumnos ni por condición económica social, ni por capacidades intelectuales (como por ejemplo en Suiza). La idea de los daneses es que los niños y jóvenes se eduquen con roce social, es decir aprendiendo a tratar a todos los agentes de una sociedad, aquellos que serán empresarios, políticos, humanistas científicos, barrenderos, camareros, etc. (esto, en España, se da menos que en los países nórdicos pero mucho más que en Chile). Considero que este roce es el que puede educar cívicamente y no una catequesis de valores a los que seguir y que evidentemente pueden cambiar. Para que las cosas funcionen de esta manera los daneses, los nórdicos en general pagan impuestos altos, pero saben que eso tiene un beneficio y ese beneficio es el estado de bienestar que poseen, es: tener agua propiedad de todos, no manipulada por empresas transnacionales, tener educación de la misma calidad y gratuita para todos, y, por supuesto, un sistema de salud. Como todo país tienen sus problemas y hay asuntos que les parecen injustos pero jamás transarían los derechos sociales que poseen, que les permiten vivir en un país seguro y educado cívicamente. Pensar que Chile no está preparado para algo así es impedir el crecimiento de un país que alberga personas autónomas que saben guiarse a sí mismas. Así, este caso de los países nórdicos tiene que ver fundamentalmente con el mal entendido que se está haciendo tan masivo por estos días que se refiere a las reformas tributarias. ¿Por qué parece molestar pagar impuestos más altos si se asegura salud, educación y que los bienes naturales están protegidos? Además y, esto me parece central ¿estaría mal que, en el futuro esperemos cercano, chicos y chicas se educaran aprendiendo a tratar con otros distintos? Hasta hace algunos años los llamados colegios emblemáticos poseían esa característica, si bien no asistían muchas personas provenientes de familias ricas, si se daba un roce social diverso y esa es una enseñanza que da la mejor lección de civilidad.


* Cuando decimos confianza y educación cívica más abajo la referencia es a la relación con los otros

septiembre 18, 2011

El pastor evangélico, el laicismo, y los no creyentes

Una inusualmente desafortunada columna dominical trata de hacer dos cosas condenadas al fracaso: defender lo indefendible, y prevenir contra riesgos inexistentes.

Lo indefendible son las declaraciones del líder de una agrupación de iglesias evangélicas en el Te Deum de la semana pasada. Como es sabido, en ellas el pastor criticó proyectos de ley como el de acuerdo de vida en común, crítica que los conservadores entienden como una “defensa de la familia” (aunque nunca expliquen cuál es el peligro del que la defienden). Lo cierto, sin embargo, es que las declaraciones hicieron polémica por su carácter homofóbico antes que por su supuesta “defensa de la familia” (después de todo, ¿quién no está a favor de la familia?). El pastor se refirió a los homosexuales –con la habitual combinación de condescendencia y desprecio con que muchos conservadores se expresan sobre el tema– como personas enfermas, que, aunque merecen cariño, deben ser acogidas y corregidas. Trató a las orientaciones sexuales minoritarias –de manera confusa, dando la impresión de no entender bien de qué estaba hablando– como análogas a la pedofilia, el incesto y la zoofilia. Naturalmente, todo esto causo polémica y provocó justificado repudio. El problema con las declaraciones fue precisamente su contenido, por lo que no se entiende que la columna en cuestión pretenda hacer esto al lado, como si el problema con las declaraciones hubiera sido que un representante del mundo religioso opinara sobre asuntos de relevancia política. En este país nadie debiera espantarse por eso.

Uno de los riesgos inexistentes contra el que trata de advertir la columna es el supuesto avance de un “laicismo fundamentalista”. Afirma:

Cuando decimos que el Estado es laico (caso de Chile o EE.UU.), estamos sosteniendo que no tiene una religión oficial, a diferencia de los países confesionales (Inglaterra, Arabia Saudita), que hacen suya una religión. Pero que el Estado no se pronuncie en materias religiosas no quiere decir que proceda como si la religión no existiera: en Uruguay han tenido que llamar a la Semana Santa "Semana del Turismo", para que ese feriado resulte indoloro a los laicistas charrúas.

El buen laicismo, según esta forma de entender el asunto, sería aquel que “respeta y fomenta la práctica de la religión [...] porque constituye una legítima expresión de la identidad de sus ciudadanos y contribuye al bien social”. El mal laicisimo sería aquel “pretende que uno puede manifestar cualquier convicción en el espacio público, salvo que tenga un carácter religioso”. Sería el laicismo que “ha llegado a extremos ridículos, como el de British Airways, que despidió a Nadia Eweida, una azafata que se negó a sacarse una pequeña cruz que llevaba colgada al cuello”. Contra este laicismo habría que protegerse. Pero, en serio, ¿alguien cree que este laicismo es una amenaza? El caso de la azafata, para empezar, es más complejo de lo da a entender la columna, y nada indica que hubiera sido motivado por un excesivo celo secularista. Y en un país donde el Presidente no pierde ocasión para agradecer/invocar/encomendar a Dios, y donde sectores evángelicos han aprovechado esto para ganar relevancia política (apoyando al gobierno actual, criticando al anterior), el laicismo no parece ser una amenaza en ciernes.

Por último, el riesgo más inverosímil contra el que advierte la columna es el del mal que haría a la sociedad la pérdida de la religiosidad de sus miembros: “aunque existen muchos ateos honorables, los creyentes convencidos respetan la ley más que el promedio de los ciudadanos”. El argumento retórico para apoyar esta afirmación es el siguiente: “Cualquiera de nosotros prefiere perder su billetera en un templo y no en el Metro”. La mejor respuesta, también retórica, a la insinuación de que los creyentes son mejores personas que los no creyentes viene del más elocuente de los ateos contemporáneos: Christopher Hitchens. En su God is not great, responde a la pregunta retórica que se le hizo alguna vez sobre si en el caso de que un grupo de desconocidos que se le acercase en una ciudad desconocida se sentiría más o menos seguro sabiendo que se trata de un grupo que viene saliendo de un servicio religioso. Su respuesta:

Solo para quedarme en la letra 'B', de hecho he tenido esa experiencia en Belfast, Beirut, Bombai, Belgrado, Belén y Bagdad. En cada caso […] me sentiría inmediatamente amenazado si pensara que el grupo de hombres que se me acercaba al anochecer venían de una ceremonia religiosa.

Y además de la notable respuesta retórica, está también la evidencia empírica que muestra que los no creyentes son “menos nacionalistas, menos prejuiciosos, menos anti-semitas, menos racistas, menos dogmáticos, menos etnocéntricos, menos cerrados de mente y menos autoritarios”, además de que apoya la igualdad de géneros y los derechos de las mujeres, aceptan la homosexualidad y apoyan los derechos de los homosexuales (Zuckerman 2009). Para terminar con otra pregunta retórica, ¿si usted perteneciera a una minoría (sexual, por ejemplo), preferiría nacer en una familia o sociedad religiosa o no creyente?

septiembre 12, 2011

Debate sobre el aborto: Ambos bandos están equivocados

Parte I: Los conservadores

Las posiciones que se encuentran en los extremos del debate son sencillas y fáciles de comprender. Desde el lado liberal se argumenta que en ciertos casos no es legítimo obligar a la mujer a soportar la carga del embarazo. La pregunta sobre cuáles sean esos casos admite múltiples respuestas; desde solo en casos de riesgo vital para la madre hasta cuando le cause sufrimiento a la mujer. La idea central a las distintas posiciones liberales es que existe un ámbito en el que es legítimo a la mujer ejercer su autonomía respecto de la continuación o interrupción del embarazo.

Desde el lado conservador el argumento es todavía más sencillo: el embrión es una persona. Punto.

Así de simple. La fuerza dialéctica de la posición conservadora es enorme, y los liberales con frecuencia pasan esto por alto. Frente a la tesis según la cual el embrión es una persona los argumentos respecto de la autonomía de la mujer palidecen. Al apelar a la idea de la personalidad del embrión los conservadores empuñan una Magnum .44 en la que hasta ese momento era una pelea de estoques. Si el embrión es persona, desde luego que la autonomía de la mujer importa poco. Apelar a ella para justificar el aborto es tan ineficaz como hacerlo para justificar el homicidio. En el mejor de los casos –que en realidad son los peores–, cuando continuar el embarazo resultará en la muerte de la madre, la apelación a la autonomía de la mujer logra un empate: la vida del feto versus la vida de la madre. En el mejor de los casos nos encontramos frente a una tragedia, donde ninguna solución es correcta. E incluso en este caso la posición liberal es débil, porque hace al aborto un análogo de la defensa propia, pero eso supone (implausiblemente) considerar al feto como un agresor, y al aborto como un medio proporcional para hacer frente a la supuesta agresión.

La principal debilidad de la posición conservadora es que la idea según la cual el embrión es una persona es imposible de ser tomada en serio. De hecho ni los mismos conservadores la toman en serio. Afortunadamente.

La idea según la cual el embrión es persona es la idea según la cual el estatus moral de esto:



es el mismo estatus moral de esto:



Desde luego los conservadores disponen de sofisticados argumentos para sostener eso, pero estos requieren un compromiso con una metafísica aristótelica que nadie fuera de los círculos filosóficos conservadores se toma en serio (a lo más se le adopta arguendo). Pero eso no obsta al hecho de que la conclusión de esos argumentos no se la puedan tomar en serio, porque lo que se sigue de sus argumentos, y que de vez en cuando sostienen, es que en el mundo actual mueren –más bien son muertos– millones de personas, completamente indefensas e inocentes, tantas que el Holocausto, Stalin, Pol Pot, Ruanda, Darfur, etcétera, ser quedarían cortos. Solo en Chile, por ejemplo, más de un millón de mujeres utilizan la T de cobre como método de control de la natalidad, y se sabe que uno de los mecanismos de acción de esta es impedir la implantación del óvulo fecundado. Todas esas mujeres, entonces, serían homicidas. Tal vez a ellas se les podría excusar por ignorancia, pero por cierto no a los médicos. Estos serían los Eichmann de nuestro tiempo. La respuesta adecuada a tal estado del mundo no debería ser nada menos que la resistencia violenta. De esta forma, quienes han asesinado a médicos que realizan abortos sería héroes.

Pero nada de eso es el caso. La lucha de los conservadores contra el horror del mundo contemporáneo se hace por medio de cartas el director, discursos, y eventos musicales bien financiados y cuidadosamente producidos.

***

(Próximamente: Parte II: Los liberales)

agosto 07, 2011


de Alberto Mont ("www.dosisdiarias.com")

agosto 04, 2011

protección de la ley

Unas ideas al correr del teclado:
Hoy en la mañana la Alameda parecía que estaba cubierta de neblina, pero eran gases lacrímogenos. Por su parte Plaza Italia parecía un lugar sitiado al cual nadie se podía acercar y en el que habían cientos de carabineros y decenas de carros lanza-aguas.
En lo personal anduve en metro y el gas lacrimogeno se sentía desde el metro Universidad de Chile.
Al respecto, dos cuestiones:
a- ¿Cuáles son las razones detrás de la energética negativa del gobierno en cuanto a las marchas y cuán plausibles son?
Si la idea es que funcione el comercio, es bastante predecible que la negación de una marcha de amplia convocatoria implica (e implicó) que se ampliara el rango de espacio que no se podía ejercer el comercio con normalidad.
Si la idea es que no haya desmanes, es evidente que la existencia de gran cantidad de carabineros y la negativa de manifestarse no hace más que exaltar los ánimos. Además el hecho de que carabineros tenga la orden de actuar con violencia sobre los manifestantes, significa más lesionados y detenidos.
Si la idea es permitir que funcione la ciudad normalmente es difícil pensar que es un buen medio para conseguirlo. Sin dudas hoy han habido más calles cortadas y por más tiempo que en cualquiera de las otras marchas.
b- ¿Cómo se puede calificar "jurídicamente" lo sucedido?
Algunos hechos son patentes: cientos de carabineros por las calles, prohibición de ejercer el Derecho a reunión en algunos lugares centrales de la ciudad; mucho gas lacrimógeno y uso de carros lanza-aguas; prohibición de ejercer el derecho a expresión en variados los lugares; carabineros tratando de entrar al Partido Comunista, a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile; se acaban temprano las actividades de la ciudad (el metro avisó que adelantará oferta de trenes); se baja a personas de micros que van en dirección al centro; a otras no se las deja subir al metro...
Muchos se preguntan si se va apelar a la Ley de Seguridad del Estado, otros dicen que se trata de un "estado de sitio", por último, unos señalan que se trata simplemente de cumplir con la ley.
Pero ¿cuál es el límite que se tiene para proteger la ley? ¿cuán parecido a un estado de sitio es lo que ocurre? ¿qué pasa cuándo la ley que se protege es fuertemente impopular? ¿no se trata de rehacer e interpretar las leyes en democracia lo que está en juego?
Escuchando la radio habla el subsecretario y dice que no hay registros de civiles lesionados (PLOP!), además dice que no ha llegado personas a la convocatoria de juntarse en Plaza Italia. En estos momentos, desde mi departamento se escuchan los gritos de los manifestantes y se siente fuertemente el gas lacrimógeno).
Se aduce que los culpables son quienes convocan a la marcha, porque ayer el gobierno les negó la facultad de marchar. Pero ¿es suficiente que el gobernante de turno prohíba una marcha para que sea ilegítimo hacerla? Esta pregunta es relevante especialmente después de meses de movilización, donde diferentes actores sociales han participado apoyando las demandas.
Se dice que las manifestaciones democráticas tienen como límite el orden público, ¿pero qué pasa cuándo el orden es injusto y nadie está conforme con él? ¿es irrenunciable el orden cuando la comunidad se manifiesta? Por último ¿qué era menos gravoso, permitir que la marcha se realizará con normalidad o prohibirla y reprimir cualquier intento?


julio 01, 2011

Marchas y críticas

Siento que hay muchas cosas que decir sobre lo ocurrido en Chile en el último mes sobre las formas en que la ciudadanía se manifiesta. Ahora aprovecharé lo escrito por Carolina acerca de la democracia de lo extraordinario para expresar algunas ideas.
Me parece que dicho punto de vista ayuda a aclarar cosas y a ver cómo muchas críticas que se presentan no sirven de mucho.
Una primera cuestión es la del tiempo, ¿Cómo explicar que han pasado varias semanas y el movimiento crezca en vez de agotarse (que es a lo que apela el gobierno)? Me parece que precisamente es porque apela a un significado lo cual permite una gran adhesión de diferentes personas (con diversos puntos de vista, intereses, soluciones, etc.), las cuales se encuentran en un espacio público conversando sobre cuestiones que importan a toda la comunidad y a varias generaciones.
Esta apelación a un significado también implica que algunos de los argumentos desarrollados por la prensa y el gobierno no afecten la legitimidad de las manifestaciones.

Una de las estrategias presentadas usualmente por el gobierno es mostrar a los manifestantes como personas violentas, intransigentes, sin disponibilidad al dialogo. En este sentido el rechazo del Consejo de Rectores ha sido tachado de esa forma, como muchas otras actuaciones. Me parece que en hay en la opinión pública cierta conciencia de la necesidad de reconocer un umbral mínimo en educación irrenunciable (que es ciertamente contrario al proyecto de los gobernantes de turno) acorde a lo que consideramos una vida digna de ser vívida (en el sentido en que usan esto Nussbaum y Sen) y se hace pensando en varias generaciones. Esto ha empoderado a los manifestantes y también ha ampliado las bases de la manifestación, siendo legítima cierta intransigencia, así como la petición de una reacción suficiente por parte de la autoridad.

Otra cuestión que ha sido críticada (lo mismo respecto a las marchas contra el proyecto Hidroaysén) es que no hay una uniformidad en lo alegado. La técnica televisiva es mostrar en varias escenas seguidas a personas alegando por diversas cosas. La cuestión es que no veo porque esto es negativo, la protesta se trata precisamente de que personas con ideas e intereses en parte diferentes, en parte comunes, salen a decir que lo que hay está mal. En este sentido es necesario que haya un mínimo común (la necesidad de que la educación sea pública, de que sea de calidad, que no siga reproduciendo y ampliando las escándalozas desigualdades presentes en la sociedad chilena, etc.), pero precisamente el espacio público está para mostrar nuestra pluralidad. Además no siempre está la posibilidad de participar en marchas enormes en donde se pueda manifestar lo que se cree y piensa.
En este sentido, estando presente en la marcha es muy llamativo ver que las diversas personas, mientras caminan, comparten con el de al lado su visión de lo que pasa.

Por último, y tal vez la más extravagante crítica, es señalar que el movimiento se vuelve "político". Uno podría preguntarse qué más político que cuestionar las desigualdades, proponer y criticar políticas públicas y preguntarse sobre criterios de distribución de cuestiones como la educación. Me parece que el movimiento siempre ha sido político, como pocas cosas "públicas" en Chile y eso es algo bueno.

Me parece que lo que más llama la atención es que el gobierno de un país democrático esté en contra y se preocupe de desligitimar a un amplio movimiento social que representa el sentir y pensar de gran parte de la comunidad nacional sobre un tema de interés común. ¿No será el deber de los gobernantes ser receptivos ante lo que sucede en vez de tratar de debilitarlo?
Acá se ve lo alejada que está la clase política chilena de la ciudadanía, pues en general se ha usado la cuestión para dejar mal al de al lado (sea derecho o izquierdo) y no para construir un país mejor, que cumpla sus promesas de asegurar una vida digna a sus habitantes.
P.S.
Escribí este post hace un mes sin publicarlo, me pareció que aún era pertinente hacerlo.
Cabe señalar que después de escribir esto, el gobierno presentó su G.A.N.E apelando a un "acuerdo nacional", pero en realidad es una propuesta unilateral destinada a mantener un sistema paupérrimo. Lo interesante es que este acuerdo se presentó sin necesidad de diálogo, sin considerar el tema de fondo alegado y si alguien está en contra se le acusa de "obstruccionista". Es un lugar común en el gobierno señalar que "no negocía bajo presión", pero en realidad, simplemente no negocia.

junio 21, 2011

15-J democracia de lo extraordinario


Ya va más de un mes desde el 15 M y el movimiento continúa, se dicen distintas cosas, que pierde fuerza, que todo mundo habla de ellos como si se tuviera el dominio de la verdad de lo que son y que a los indignados les falta pensar... Por supuesto independientemente de lo que se dice, ha tenido variaciones como, por ejemplo, que la acampada de la puerta del sol se ha mudado, realizándose manifestaciones ante el congreso y también asambleas barriales. Acá en Valencia la acampada continúa solitaria y sin tanta vida como en un comienzo pero, la gente se ha comenzado a reunir también en los barrios. Además tuvimos una manifestación frente a las cortes Valencianas el día que asumió Camps que no terminó nada de bien para los manifestantes (no tan mal como en Barcelona, por cierto, pero si con represión). No obstante todo esto, la manifestación pacífica convocada para el pasado domingo 19 de junio contra el pacto del euro fue todo un éxito, volvió a ser masiva y con el compromiso de varias generaciones. Se produjo con éxito en varias ciudades de España, en algunas ciudades europeas y por supuesto lo fue en Grecia que es el principal afectado (actualmente venta de la deuda a Bancos privados, rebajas salariales del 15%, entre otros).


Como he comentado en este blog y en otro lugar, me parece realmente notable que el movimiento de los indignados españoles sea horizontal y que sea el movimiento de una ciudadanía que se siente vulnerable, totalmente expuesta y saqueada por el sistema financiero sin recibir protección de su Estado. Pese a que esto no puede quedar así tal como está, quisiera decir algo más sobre ello que hace un tiempo tengo en el tintero y que, no es una característica exclusiva de los indignados, pero si del tipo de movimiento ciudadano que presentan. Con ese precedente, la democracia que ellos encarnan es una democracia, como se ha llamado en otros lugares, de lo extraordinario. Este término por supuesto no es mío, lo he tomado de A. Kalyvas un profesor de filosofía política de la New School. En su libro, Democracy and the politics of the extraordinary: Max Weber, Carl Schmitt and Hannah Arendt, Kalyvas intenta esbozar la posibilidad de pensar las nuevas manifestaciones de la democracia, una democracia de lo extraordinario que por supuesto indica a través de términos claves para los autores que subtitulan el libro. Haciendo oído a los nuevos modos de manifestarse (incluido internet). Brevemente quisiera indicar algo que puede servir para pensar lo que está pasando en España, pero también en otras partes, y que me interesa. Debo advertir que es tan solo una interpretación de lo que Kalyvas llama carisma de lo extraordinario, que tendría por origen una política de lo extraordinario para la cual se debe entender la definición de Estado acuñada por Weber, no simplemente como monopolio de la violencia legítima sino que, como monopolio de los significados de ejercer fuerza legitima. Con la horizontalidad a la que me he referido indicamos que hasta este momento no es posible identificar un líder carismático (porque no lo hay) que mueva a la ciudadanía a reclamar por estos derechos, no estamos hablando de un Mandela, ni de ningún súper héroe (súper político en verdad) o idealista que prometa un futuro mejor, ni siquiera de un icono de la revolución. Incluso no creo que estas personas tengan ganas, ni estén sensibles a creer sin más a un seductor político. En ese sentido el carisma reside en la idea misma de democracia, es como si quisieran seguir una quasi norma kantiana en el sentido que actúan espejeándose respecto de su propia individualidad, la que los lleva a algo común. Es como si lo que los mueve es el cumplimiento del primer deber jurídico que indicó Kant en su Metafísica de las costumbres: Sé un hombre honesto o no permitas que te traten como un medio. Así las cosas lo que han tomado como dirección de su actuar es el anhelo de hacer cumplir que cada quien sea tratado con dignidad y no como una mercancía, independientemente que en cada caso particular el problema tenga características especificas y singulares. Es el significado el que los representa y no una persona (representante) que se toma la atribución de significar lo que todos están tratando de vindicar. Lo extraordinario no es salirse del campo histórico y no es simplemente negarse a la representación, como también algunos dicen que debiese ser el objetivo del movimiento. Lo extraordinario es la posibilidad de encontrar una nueva forma de carisma que se da en la democracia, esto es, que represente lo irrepresentable no en una persona, sino que en la exigencia de defender un significado como en este caso es el de una humanidad digna. De este modo, para poner el ejemplo de los indignados, la fuerza carismática no viene desde alguien sino que desde un concepto que estaba obliterado, se creía que estaba siendo respetado, pero solo se veía una parte (al fin y al cabo por ejemplo la gente se sentía digna porque tenía la posibilidad de comprar gracias a un crédito o de una hipoteca para adquirir una casa pero luego se han percatado de que dicha posibilidad tiene una trampa, quedan presos).


Volviendo al caso de los indignados y considerando esta democracia de lo extraordinario que tiene a la vista un carisma de lo extraordinario, hay que destacar que es absolutamente una revolución ciudadana y eso es lo que importa, es decir, ser uno más singular en conjunto con otros. Esto no permite que aún la podamos coger en toda su magnitud, ni saber si triunfará o fracasará o servirá de precedente, en la medida que aún no se mete en el terreno de lo institucional, lo que es necesario. Respecto de esto último creo que escapa de la pura voluntad cívica, requiere de un compromiso de los políticos con las personas a las que supuestamente representan. Creo que los políticos no han respondido con compromiso a las demandas. He oído por la radio y tv diversas opiniones de los partidos políticos. El PP reconocía que habían demandas que debían ser oídas y consideradas pero abiertamente enunciaba que otras no eran plenamente compartidas. El PSOE por su parte respondía que el movimiento debía comprender que no se puede ejercer la democracia sin comprometerse con un partido político, a lo que luego un ministro señalaba que los indignados debían decantar hacia izquierda unida o el PSOE (todo esto mientras izquierda unida en Extremadura dejaba el camino libre el PP apoyándolo con dicho gesto y dando la espalda al PSOE). Zapatero ha manifestado que está trabajando en solucionar los problemas, especialmente el de cesantía. Hoy indicaba la propuesta alemana de recibir jóvenes españoles para trabajar y también estudiar, destacaba el tinte populista del PP al poner reparos a las medidas a largo plazo de gobierno. El PSOE, sin embargo al pedir que se tomara una bandera respondía del peor modo posible, sin la sensibilidad necesaria para oír la demanda del pueblo. Si el PP llega, los indignados no dejarán de estar indignados y seguiremos asistiendo a esto que tanto llama la atención, una democracia de lo extraordinario. Por estos días está tomando una hermosa figura, saldrán caminando, recogiendo indignaciones hacia Madrid desde distintos puntos de España. Desde Valencia ya salió una marcha, planean llegar allá el 24 de Julio y pasaran por todas las asambleas de las ciudades que queden en el camino, son 34 días caminando hasta Madrid para continuar demostrando su indignación. Pero va a ser necesario pasar a la democracia ordinaria es decir aquella que tiene cause, el problema es que sinceramente no sé cómo porque todo parece indicar que sería necesario un grupo de personas que esté interesada en tomar por principio gobernar para que todos vivan dignamente. Después de la indignación se requiere reorganizar la estructura política y entrar ya a la arena del gobierno (¿será mediante dialogo entre ciudadanos y políticos?) y no continuar simplemente la herida.

junio 19, 2011

Voucher de invierno y educación

Fiel a su estilo de confiar a los privados la soución de problemas públicos, el gobierno ha concebido el “Bono de Consulta Médica Respiratoria” por medio del cual pretende descongestionar los servicios de urgencia hospitalarios. Se trata básicamente de un voucher de atención en centros privados que será entregado a quienes no puedan ser atendidos en el servicio público por excesiva demanda. La población parece haber recibido de buena manera el anuncio, y los esfuerzos por solucionar la congestión de servicios de salud son necesarios. Ahora veamos la letra chica.

El bono será otorgado a las personas inscritas en el tramo A de Fonasa (aquellas “carentes de recursos”), menores de 15 años y mayores de 65. Para ello deben concurrir al servicio de urgencia público, donde “si no hay posibilidad de atención allí por colapso, será el médico o la enfermera jefe la que confirme la situación y la necesidad de atención en otra parte”. Hasta ahí, todo bien. El primer elemento que hace dudar de la efectividad del bono para hacerse cargo del problema es que previo a la entrega del bono debe evaluarse al paciente para determinar que su estado es leve y no requerirá hospitalización. Como lo puso el Subsecretario de Redes Asistenciales, “cuando llega un paciente menor o adulto mayor son rápidamente [sic] evaluados en las urgencias de los Hospitales a lo largo del país”. ¿Ah? ¿Y el problema no era precisamente que la atención es muy lenta? No entiendo bien cómo funcionará en la práctica esto. Probablemente se vaya a hacer por de un triage. Como fuere, todavía no viene lo mejor.


Una vez con el bono en la mano, el paciente deberá “comunicarse con la consulta [privada] y pedir hora [!], que le será entregada según las disponibilidades de agenda”. Y aquí es donde se pone difícil. Noten que el paciente concurre originalmente a la urgencia del hospital. Y la solución consiste en evaluar si es realmente o no tal (si es grave o requerirá hospitalización), y no siendo urgencia, se le deriva al sistema privado. (Tenga esto en mente para lo que viene más abajo). En resumen, lo que se logra es que en vez de esperar un día entero en el hospital a que lo atiendan, mejor espere en su casa para que lo atiendan en el sistema privado. OK. Es una avance. Esperar en la casa es mejor. Pero a esta espera menos gravosa hay que agregar el traslado a la consulta privada, que puede no estar tan accesible como el hospital. No tengo datos, pero sospecho que las consultas privadas están distribuidas principalmente en zonas distintas de las de los hospitales. El riesgo es que los pacientes derivados saturen las consultas privadas cercanas, y los demás tenga que hacer traslados mayores. Bueno, pero si la consulta es provechosa sería aceptable. Sin embargo, si el médico privado receta medicamentos o más exámenes [1] el paciente deberá volver al servicio público.


"¿Pa dónde, jefe?"

Ahora el problema que me parece más serio, y políticamente relevante. Hay razones para creer que el periplo de los pacientes al servicio de urgencia, a su casa a pedir hora al servicio privado, y luego a la consulta privada no será provechoso [2]. La principal razón es que hay evidencia de que buena parte de la saturación de los servicios de urgencia se debe a que la mayoría de las consultas que llegan no son de urgencia (desde un 54% hasta un 98%). En otras palabras, son casos en que en vez de ir a la urgencia y padecer la espera, los pacientes habrían hecho mejor en pedir una consulta en su consultorio correspondiente. Esto es desde luego mejor para los pacientes (en especial bebés, niños y ancianos) que no tendrían que salir a exponerse al frío y al ambiente infeccioso de las urgencias. Claro que los privados se perderían los 3 mil millones que costará el plan.

Esto último me lleva a la importancia política de las deficiencias de este bono. Si el problema de la congestión de los servicios de urgencia se explica en buena parte por el hecho de que las personas no utilizan correctamente los servicios de salud, una solución que caería de cajón sería educar a la población al respecto (realizar campañas antes del invierno, incorporarlo en los controles de salud en los consultorios, u otras medidas); así se haría más eficaz al sistema de salud al mismo tiempo que se “empoderaría” a los ciudadanos.

Y no es que el gobierno no conozca este tipo de planes. Su estrategia de proteger a los consumidores de servicios financieros se reducía a no mucho más que eso; educar a las personas sobre sus derechos. El contraste es lamentable. En materias de protección al consumidor frente a los privados, el gobierno cree que promover la educación es suficiente. Ahora en el ámbito de la salud, cuando los ciudadanos son los que van (o, más bien, son llevados) hacia los privados, el gobierno opta por obviar la educación y asegurar el traspaso de fondos públicos a los privados. Claro, como con el sistema educacional esa estrategia ha funcionado tan bien...



[1] Digo “más exámenes” porque creo haber escuchado que los pacientes derivados irían ya con una radiografía o algún examen del servicio público. No estoy seguro de que vaya a ser así. La información que he encontrado es contradictoria.
[2] Sospecho que en un buen número de casos serán dos viajes a la consulta privada, pues las personas que se atienden en el serivicio público están acostumbrados a pedir hora en persona, no por
teléfono o internet.

mayo 29, 2011

Acuerdo de vida en común: Reconocer sin reconocer (y algo sobre argumentos)

Aparentemente el gobierno está tratando de reducir el proyecto de “acuerdo de vida en común” a un asunto meramente patrimonial, quitándole cualquier atisbo de reconocimiento de la legimitidad de las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo. Esto ha provocado críticas desde ambos extremos del espectro de posiciones en disputa. Por un lado, se observa que “el intento de hacer pasar la regulación de las parejas de hecho como un asunto meramente patrimonial, sin la carga de legitimación de las relaciones sexuales, es una forma de autoengaño”. Y esto parece correcto; es indudable que las “uniones civiles”, AVC, y demás propuestas buscan otorgar algún reconocimiento a las relaciones homosexuales sin llegar a reconocer como igualmente legítimas que las relaciones heterosexuales. La idea es reconocerlas como no tan legítimas. O, más derechamente, reconocerlas como menos legítimas. Esto es, desde luego, en prinicipio inaceptable, pero sería al menos un avance y por ello parece estratégicamente sensato. (Las luchas contra la discriminación sexual contra las mujeres y contra la discriminación racial podrían ser evidencia de ello).

Precisamente porque el reconocimiento de la legitimidad de las relaciones homosexuales es el principal objetivo de las distintas propuestas es que están justificados quienes, desde el otro lado, se indignan ante los esfuerzos del gobierno por cuadrar el círculo.

Y aprovechando el tema, un comentario sobre la idea de que los argumentos en contra del matrimonio homosexual son una de dos: o religiosos o lingüísticos. En la práctica parece ser así. Al pedir las razones por las cuales alguien se opone al matrimonio homosexual uno suele toparse con quienes esgrimen una pseduo-referencia biblíca (“Dios creó un hombre y una mujer, no dos hombres”), como si eso fuera un argumento (y como si la interpretación de los textos sagrados solo diera respuestas sin generar más disputas precisamente acerca de la mejor interpretación de esos textos). Y otras veces el argumento se reduce a que eso no sería un “verdadero” matrimonio. Pero hay formas de ser más caritativos como ambas estrategias.

Respecto de los argumentos religiosos, no soy de los cree que un texto sagrado no pueda proveer ninguna lección o argumento a ateos, agnósticos, deístas, y devotos de otros textos sagrados. Al menos en principio. Frente al católico-a-la-chilena que apela a la diferencia de sexo de los habitantes del Edén yo prefiero pedir que desarrollen el argumento. En la práctica no lleva a mucho. Encontrar el pasaje correspondiente no es muy difícil (está bien al comienzo), pero desarrollar un argumento a partir de él es más complejo. Es lamentable que casi siempre este ejercicio sea frustrante, pero no debe llevarnos a concluir que es en principio inútil, como si los creyentes no tuvieran razones para defender sus creencias.

En cuanto a los argumentos lingüísticos, son desde luego pueriles. Pero, nuevamente, en la práctica no son más que pseudo-argumentos. En principio se podría defender con razones. En principio se podría presentar algún argumento iusnaturalista, que apele a la naturaleza humana, a la Ley Natural, a los bienes humanos, a los fines del matrimonio, etc., y concluir que el matrimonio heterosexual es verdadero matrimonio y el homosexual solo una corrupción de aquel (así como lex iniusta non est lex). Pero nadie hace esto fuera de los foros académicos. La gente de a pie sigue creyendo (en algún sentido) en la conclusiones de los argumentos, pero no tienen idea de las razones que sustentan esas creencias. (Digo “en algún sentido” porque creer sin razones no parece propiamente una creencia sino una corrupción de ello, un prejuicio, un mal hábito mental). Al no tener acceso a las razones detrás de sus creencias, se quedan con el slogan. “El matriomonio homosexual no es verdadero matrimonio”. Y puesto así, en efecto el argumento parece trivialmente lingüístico.

Para concluir, otro signo de que las creencias de los conservadores han ido alejándose de las razones que las sustentan es que los argumentos que apelan a los bienes que supuestamente solo el matrimonio puede proveer en la práctica han devenido en argumentos consecuencialistas acerca del bienestar material y psicológico de los hijos. Lo que por lo demás no es lamentable, puesto la evidencia empírica habla ampliamente a favor del matrimonio homosexual.

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A propósito de argumentos lingüísticos, este por último es ingenioso:



Indignados, democracia real

Causa cierto desconcierto que tras el fenómeno del 15-M el PP se quede con la mayoría de los gobiernos autonómicos. Causa ese desconcierto en la medida que se ha dicho –y el PP mismo le temía- la mayoría de los que impulsaban la movilización son jóvenes de algo así como izquierda, aunque esto en rigor no son solo jóvenes. También están los mayores de 60 y yo misma vi una gran cantidad de personas de diferentes edades y situaciones sociales. Acá en Valencia cada atardecer se llenaba de familias, se veía bastante público infantil y eso es relevante en la medida que la edad media de los padres y madres españoles está más o menos por los 35. Asombra especialmente aquí en la medida que Valencia ha enfrentado varios casos de corrupción con su actual gobierno que se repetirá los próximos cuatro años. Me tocó ver una marcha contra la corrupción de Camps bastante masiva, y aún así es él, un PP, quien sigue a la cabeza de la Comunidad Valenciana. Lo que pasó con el resultado de las elecciones muestra un desencanto con la clase política que no tenía porqué significar el triunfo del PSOE. Muestra un desencanto que hacer ver tanto PP y PSOE en la misma línea de batalla, es como tantos pensaron al votar por Piñera en Chile, no fue raro encontrarme con comentarios como estos: ¿entre qué estamos escogiendo? ¿detergente liquido o en polvo? Hay que plantearse seriamente qué hace que las personas piensen que da lo mismo ser gobernados por uno y otro partido. En el fondo sus diferencias, que son fuertes, parecen llevar a que los extremos se junten, la corrupción de la clase política se da en uno y otro. Así las cosas para entender la “Spanish Revolution” hay que pensar que la gente se está movilizando por una cosa muy distinta que apoyar a una clase política, tampoco tiene a la vista un líder carismático –además Zapatero ha hecho todo para dejar de ser la imagen esperanzadora de la cabeza de un Estado, y desilusionar a la ciudadanía- sino que muy por el contrario persigue un ideal que evidentemente no se ha encarnado y con el que espera poder reglamentar. Puede ser, incluso, intimidante el mensaje tras los resultados que se lucía en el muro de Democracia real ya

Queremos recordar al PP que el hecho de haber ganado estas elecciones no debería suponer un cheque en blanco que sirva para olvidar las cuestiones que indignan a gran parte de la ciudadanía. Teniendo en cuenta que la participación ha sido del 65% y el porcentaje de voto del PP dentro de este porcentaje del 37%, solo uno de cada cuatro ciudadanos en edad de votar han dado su confianza a esta opción política.



No hay un intento por hacer votar de un determinado modo, lo que hay es una indignación porque no se tiene escapatoria. En ese sentido asistimos a un momento histórico en la medida que los que se movilizan no están reprimidos por una dictadura, están aplastados por el sistema global de mercado y se sienten desprotegidos por una clase que le saca partido al mercado sin otorgar posibilidad de perseguir los ideales a una clase media, a profesionales. Lo que hace estallar el descontento es la falta de futuro, la cesantía que se tapa con las becas o ayudas de estudios de master o doctorado y ¿doctorado para qué? ¿master para qué? No todos quieren estudiar, varios solo marcan el paso para trabajar y el gobierno les pide tranquilidad que en "algunos años" (10, 20 o ¡¡¡30!!!) por fin tendrán trabajo, algunos por primera vez. En el fondo creo que hay un ideal de justicia que levanta este interés de dignidad, este ideal nace del descontento y por eso están indignados. En España no podríamos ver hoy en día un homogéneo sentimiento de identidad nacional, algo así como eso se ve en cada comunidad autónoma pero no reflejado en un sentimiento de simplemente ser español. Sin embargo el movimiento que estamos viendo refleja que si hay una identificación entre los españoles aunque está no sea del tipo nacional. Lo hemos podido ver, por ejemplo, en la respuesta pacifica de apoyo que se dio desde Madrid a Cataluña (Barcelona especialmente pero también Lleida) en contra de la violencia de los Mossos d’esquadra. Incluso siendo extranjera, aunque con un contexto cultural similar, no puedo sino sentirme conmovida y de acuerdo con este movimiento y, sentir eso, no es raro, no hay que olvidar la manifestación griega de la semana pasada frente al parlamento de Atenas. Es interesante lo que sucede con los indignados en la medida que la fuerza del movimiento radica en la propia idea de democracia como reivindicación de justicia. Leía en una columna de opinión que el PP se lleva una difícil tarea pues se queda con un país herido, la salida de tanta gente diversa a la calle es el reflejo de esa herida, una herida que como decía antes siento en cierto modo como propia y no por vivir en España sino que porque volveré a mi propio país en el cual me veré afectada por lo mismo. Y lo que los (nos) mueve es justamente esa herida es una falta que se quiere reglamentar no importando quién sea el que los gobierne pues el resultado de las elecciones nos demuestra que sienten que son los mismos.

mayo 27, 2011

Legitimidad, medioambiente y protestas


El tema de Hidroaysén muestra un problema general de Chile respecto a como enfrentamos nuestra relación con el medioambiente, cuestión que, a pesar de crear normativas y órganos estatales especiales, no se ha tomado muy en serio como un tema de país.

Reflejo de esto ha sido precisamente que el sistema jurídico ampare la forma en que se toman decisiones tan trascendentales como la de Hidroaysén. En este sentido resulta escandaloso que el Ministro del Interior haya defendido publicamente el proyecto horas antes de la votación que lo aprobó. Es escandaloso porque gran parte de quienes votaban ejercen sus cargos debido a la confianza que les da el Presidente (y él como jefe de gabinete) y porque él forma parte de un posible tribunal de segunda instancia.
Por lo mismo vale la pena preguntarse ¿tiene sentido que funcione dicho órgano como segunda instancia? ¿cuán independiente es el primer juez del segundo? Además de peguntarse legítimamente ¿Qué intereses priman en dichas decisiones?

En reacción a lo anterior en los últimos días se han desarrollado masivas manifestaciones en diversos lugares del país (y fuera de este), en contra del proyecto. Dichas manifestaciones han gozado de gran popularidad y en ellas han participado personas de todas las edades. La más simbólica ha sido, hasta el momento, la del viernes pasado en la que participaron varias decenas de miles de personas. De aquellas, cincuenta resultaron detenidas (el 1,25%), siendo una marcha no problemática, tal como lo señaló la policía ese mismo día, considerándose a los detenidos como personas no gratas por los otros marchantes (el 98.75%).

El gobierno presentó, en la semana, una querella contra los organizadores de la marcha, pidiendo que respondan por todos los daños acaecidos ese día.
Este parece ser un acto que busca persuadir a los organizadores a través de una amenaza. Es legitimo cuestionarse si realmente se puede pedir que los organizadores tengan control sobre cuarenta mil personas o es más razonable esperar que cada persona que realice un daño sea responsable de dicho daño (a no ser, obviamente, que se convoque a una manifestación precisamente para hacer daño). Lo primero parece ser lo que pide el gobierno, Rodrigo Ubilla señaló: "El Gobierno garantiza el derecho a la libre expresión de los ciudadanos, pero con la misma fuerza que garantizamos ese derecho, creemos que los organizadores deben asumir el deber de garantizar el orden público". (fuente).
La propuesta del gobierno ha sido la de criminalizar las protestas y desligitimar a los convocantes y participantes, uno puede dudar sobre si eso es garantizar la libertad de expresión.
Al parecer ésta acción del gobierno busca desligitimar y amedrentar a un movimiento que crece en legitimidad para justificar una decisión que carece de ella.
de Alberto Mont ("www.dosisdiarias.com")

mayo 18, 2011

Hidroaysén, garantía de bienes


Ciervo de los Andes, aire

de los aires consentido,

¿dónde mascarás la hierba

con belfos enternecidos?

En los Natales partías

trébol y avena floridos,

punteados de luz los cuernos

y las ancas de rocíos.

Gabriela Mistral

Hace algún tiempo, no mucho en todo caso, comentaba acerca del compromiso de los ciudadanos respecto al paisaje chileno y sus habitantes, este se mostraba a través de la protesta contra la termoeléctrica planeada en Punta de Choros. Por estos días se ha venido desarrollando una serie de manifestaciones contra la aprobación de la construcción de la central Hidroeléctrica en Aysén, con ello volvemos a ver (y participar en) un apasionado compromiso defendiendo nuestra geografía, más aún, podemos decir, nuestra imagen. Recordaba con Julio lo importante que ha sido para nosotros los chilenos nuestra identidad de paisaje natural, lo recordamos en poemas, en la semblanza de Joaquín Edwars Bello Chile o una loca geografía y también en nuestro himno patrio que por estos días se interviene mostrando el daño que se produce a nuestra fisonomía.

♫PURO CHILE ES TU CIELO CABLEADO ♪♫ PURAS TORRES TE CRUZAN TAMBIÉN ♪♫Y TU CAMPO TODO INUNDAAAADO ♪♫¡¡ES LA FOTOCOPIA FELIZ DE HIDROAYSEN!!

Es más, podemos agregar que ante la falta de oro siempre fuimos conocidos como un paraíso terrenal. Así estamos en peligro de ser mutilados tal cual aparece mutilado por facebook nuestro himno, por eso reaccionamos muchos chilenos.

Podría decir varias cosas respecto la democracia y participación o de la literatura que muestra nuestra imagen, en el caso de referirme a lo primero sería interesante tomar otros sucesos que se están produciendo (lo ya pasado en los países Árabes y lo que está pasando justo ahora en España) ellos permitirían que hablara en términos más generales de un movimiento común, queda para después. Lo que me vino a la cabeza se remite a otro aspecto más relacionado con el derecho y que abre la discusión a la relevancia más allá de lo nacional que tiene este tipo de aprobaciones. Hace pocos meses asistí a un seminario de Luigi Ferrajoli. Ferrajoli es conocido por muchos como el padre del garantismo, defensor de derechos sociales pero no especialmente de alguna idea de bien que reúna a los individuos o los gobierne al modo de la ley natural. Sin embargo, en esta ocasión que comento, en el contexto de una crítica a la posibilidad de una constitución internacional que regule interestatalmente más allá de buenas intenciones, destacó la necesidad de establecer un tipo de bienes que debería ser garantizado por ella. El destacó “un único tipo de bienes”. Estos bienes son el aire, agua y medioambiente, bienes comunes que se han sustraído a manos del mercado, se puede agregar sin lugar a dudas la posesión de las semillas que es otro tema en la agenda chilena de esta semana. Decía que la necesidad de garantizar estos bienes nace por el desarrollo tecnológico, por la globalización que los ha puesto en peligro y no lesiona lo que propiamente se entiende por derecho. Es por eso mismo que el derecho debe intervenir y limitar la acción humana respecto a ellos. Creo que independientemente de lo discutible que sea pensar una hidroeléctrica con determinadas características si está claro que, como ahora reconoce Ferrajoli, toda constitución debería defender y resguardar nuestro terreno natural. Así, con mucha vergüenza, vemos que nuestra constitución, permite el aprovechamiento privado del agua–lo que significa que se podría incluso no compartir, ensuciar o hacer lo que se quiera-. Se permite además al aceptar la construcción de Hidroaysén sin leyes de protección medioambiental adecuadas, dañar patrimonio natural importante y que no podremos recuperar. Un patrimonio que hace tiempo ya no solo le interesa a las empresas locales, que lamentaremos no haber administrado de un modo más respetuoso. Quizá estando tan australes en medio de tanta riqueza natural sin tanta ocupación y aprovechamiento espacial como en otros lugares del mundo, no podemos ver lo que se nos avecina con la globalización. Sobre esto se puede leer una entrevista a Ferrajoli aquí.

Pese a que nuestra constitución no proteja el uso de agua ni el medioambiente, y en la medida en que no necesitamos saber tanto para sentir el daño, no estamos dispuestos a permitir que se agreda nuestra fisonomía.

mayo 09, 2011

Causalidad y política

Respecto de cualquier asunto sobre el que pretendamos tener opinión es necesario reflexionar críticamente. Obvio. De otra forma, más que creencias justificadas, tendríamos solo prejuicios, dogmas, tincadas, y todo otro tipo de estados de certeza inferiores. Por ello, toda creencia debe ser evaluada a la luz de los estándares correspondientes. Claro que en la determinación de cuáles sean esos estándares se juega buena parte de lo que esté en discusión. Sin embargo, al menos un estándar parece ser aplicable a lo ancho de un amplísimo conjunto de creencias, incluidas aquellas que caen bajo la rúbrica “política”: llamaré a este estándar “causalidad”.

Pensar críticamente de acuerdo a este estándar permite entender qué está mal con el razonamiento de Peter Griffin en el siguiente video:


Lois: Peter, vi un aviso de un auto usado que sería perfecto.
Peter: Oh, no. Conocí una vez a un tipo que compró un auto usado del diario. Diez años después, ¡BAM! Le dio herpes.

El clip es gracioso porque el razonamiento de Peter es ridículo. ¿Qué relación podría haber entre comprar un auto y contraer herpes? Se me ocurren algunas. Quizás luego de adquirir el auto, ciertos usos del asiento trasero resultaron en el contagio. Usted podrá, seguramente, imaginar otras conexiones posibles. Pero lo que no se concibe es que haya una relación de causalidad entre la compra y el contagio. El sentido común basta para determinar eso. Sabemos que el herpes es causado por un virus, cuyo contagio es a su vez causado por ciertos contactos. Podemos establecer una relación de causalidad entre esos contactos y la aparición del herpes. Pero no entre la compra y este. Incluso en el caso imaginado, la compra del auto no es la causa del herpes, sino solo un antecedente.

Fácil. ¿Quién podría fallar en cumplir con este estándar? El Presidente Piñera, y (aparentemente) algunas autoridades estadounidenses actuales.

Así, el primero sostuvo recientemente, a propósito del “Caso Bombas”: “Durante muchos años hubo decenas de bombas en nuestro país, hasta que un grupo de personas fue detenido. A partir de ese instante, el número de atentados disminuyó ssostuvo recientementeignificativamente”. No lo dice explícitamente, pero claramente está atribuyendo una relación de causalidad. Si no es eso, entonces, no está diciendo nada relevante. Simplemente estaría observando que se dio un hecho, y luego otro. En ese caso, en vez de “el número de atentados disminuyó”, podría haber dicho “y el clima ha mejorado”, y sería igual de informativo. Pero obviamente no es eso lo que quiere decir. No lo dice explícitamente para dar la apariencia de que no está entromentiéndose en los asuntos de otro poder del estado, pero está ahí; una atribución de causalidad. Pero note que la relación es solo un poco menos infundada que la de Peter en el video. “Ocurrió una cosa, y ¡BAM! después otra”.

El otro ejemplo se dio a propósito del asesinato de bin Laden. Según algunos reportes, el director de la CIA habría atribuido el éxito de la misión a información obtenido por medio del waterboarding (método del cual Christopher Hitchens dijo, tras someterse a él, “si esto no es tortura, entonces la tortura no existe”). La atribución de causalidad en este caso va del waterboarding a la muerte de bin Laden. Y el razonamiento es más o menos el mismo. “Sometimos 183 veces (!!) al waterboarding a Khalid Shaikh Mohammed entre el 2003 y el 2004, y ¡BAM! en 2011 matamos a bin Laden”. (Más sobre el asunto aquí).

La lección debería ser que hay que tener cuidado al relacionar dos eventos. Hay que cuidar que el argumento que los conecta no se reduzca a un ¡BAM! Es necesario pensar sobre la infinidad de eventos y mecanismos intermedios que el ¡BAM! esconde y ponderarlos adecuadamente. Un buen lugar para empezar a entrenar el pensamiento crítico al respecto es el de los “tratamientos de salud alternativos/complementarios”. Por ejemplo, ¿qué hay detrás del ¡BAM! en este ejemplo: “Me dolía la cabeza. Tomé unas pastillas homeopáticas, y ¡BAM! tres horas después se me pasó”. Pero este es un tema para otra ocasión.

febrero 24, 2011

De qué nos reimos

Si bien no soy un gran seguidor del Festival de Viña, he visto parte de las rutinas de los humoristas (un poco de las rutinas de Oscar Gangas y Dino Gordillo, de la de Flores nada) y me ha llamado profundamente la atención el nivel de machismo y homofobia presente en ellas.

Ciertamente el humor, como la poesia, es un lugar donde nos reflejamos como individuos y como comunidad, gran parte del trabajo del humorista es hablarnos sobre quiénes somos y según el éxito de esta empresa es su éxito profesional: si un chiste lo consideramos inadmisible u ofensivo, no lo contamos. En este sentido vale la pena revisar cuán identificados nos sentimos con nuestros humoristas y porqué, de qué nos estamos riendo, a quién queremos ridiculizar, contra quien (y con quién) nos identificamos.

Este tema es especialmente relevante respecto al Festival de Viña que se ha convertido en el escenario donde van los artistas nacionales “consagrados”, los más representativos del país.

Considerando lo anterior cabe preguntarse sobre la responsabilidad de los humoristas, esto es, sobre cómo ellos deben tomar su rol social y sobre cómo debemos juzgarlos en el cumplimiento de ese rol.

El humor tiene muchas aristas y tópicos, puede tratar sobre problemas cotidianos, sobre sinsentidos, sobre prejuicios, etc. En principio el humor relativo al ámbito sexual (relaciones sexuales, orientación sexual, etc.), como todo humor, no tiene nada de malo, por el contrario tiende a ser muy efectivo debido a que se centra en una realidad común bastante presente en la vida de todos. Pero uno puede preguntarse como la utilización del humor relativo a este ámbito puede llegar a ser ofensivo, pues finalmente se trata de aplaudir y premiar a alguien que lo que hace es reirse de la identidad de ciertas personas y reproduce y reafirma ciertos prejuicios y relaciones de dominio/sumisión que implican una fuerte afectación en la calidad de vida de ciertos miembros de la sociedad, quienes además han sido históricamente atacados. En este sentido, el foro que es el Festival de Viña puede decirse trae aparejada cierta responsabilidad de no legitimar la violencia contra algunas personas.

Los chistes contra homosexuales tienden a hacerse en base a una caricatura (“la loca”) y a definirse en contra de ellos, a dejar bien claro que por ningún motivo se es homosexual, en este sentido, en primer lugar se reduce la identidad sexual a un estereotipo ofensivo y luego se le declara como indeseable, esto último también lo es porque se considera al homosexual como un acosador del heterosexual. Estas cuestiones estuvieron presentes en al rutina de Gangas.

En cuanto al machismo, Dino Gordillo siempre ha sido un defensor del mismo. En la rutina del lunes gran parte de sus chistes se basaron en una imagen patriarcal del rol parental y las relaciones de pareja.

Finalmente dicen: es que el chileno es pícaro.

Una señal sobre la cuestión es que se abrió una discusión al respecto (no recuerdo que años anteriores hubiese ocurrido algo así) y los humoristas hablaron al respecto ante la prensa.

Gangas dijo: "Analizamos mucho lo que íbamos a encontrar hoy día, vimos que había un público popular (debido a que compartía jornada con Américo y Aventura), jóvenes, dinámicos, lúdico, buena onda. Había un ambiente que iba a aceptar un vocabulario un poco más procaz. Con Sting habría contado chistes sinfónicos"

Flores dijo: "Todos contamos este tipo de chistes cuando vamos a un asado, está en la idiosincrasia del chileno, para qué esconderlo. Yo creo que somos el único país de Sudamérica que todavía somos pacatos y escondemos eso"

Me parecen que ambas declaraciones hablan sobre la responsabilidad del humorista en el primer sentido, en cómo ellos ven su rol. Esto es así porque en una rutina se puede hacer una mirada crítica a los prejuicios sociales, no referirse a ellos o apoyarlos y justificarlos, está última fue la elección de los humoristas y ambos señalan que lo hacen porque eso es lo que pasa en la sociedad, es de lo que la gente "buena onda" habla.

Flores dice que lo escondemos, pero a mi me parece que no, la homofobia está muy presente en lo privado y en lo público y ese es precisamente ese el problema, es precisamente ahí cuando uno puede esperar que el humorista nos muestre la inconsistencia y la violencia gratuita que tiene este tipo de pensamiento. Pero la otra parte del problema es que estos humoristas son aplaudidos por gran parte de la población, porque uno puede contar el chiste que se le antoje (de animales, religiosos, racistas, etc.) el tema es que los demás te consideren gracioso. Gangas va más allá, pues apela a que el público era “dinámico”, "joven" y por eso utilizó a ese tipo de humor.

Sobre Gordillo, que yo sepa, nadie habló, parece que aún no consideramos problemática su perspectiva.

De ahí la importancia de ver de qué nos reímos, ver cómo juzgamos a nuestros humoristas, ciertamente es parte de hacernos responsables de cómo construimos el ámbito público y nuestra propia vida.

febrero 14, 2011

Comunicación y Responsabilidad


Este panfleto me lo dieron hace unas semanas cuando estaba caminando por Plaza de Armas y recién ahora lo subo, cuando por el dramatismo de la situación ésta ya se ha hecho pública.

De todas formas me llamó la atención de que se refiere a y refleja ciertas cuestiones que han estado presentes en el último año en el país, relativas al problema de la incomunicación en el ámbito público, en lo que se denomina “política”.

Porque gran cantidad de manifestaciones sociales que se han dado en los últimos meses (piénsese en Rapa Nui, Magallanes, los paros de Farmacias Ahumada y en los empleados fiscales, entre tantos) no han sido considerados o muy minimamente por la prensa (mejor dicho, su gran gran mayoría, vinculada a dos grupos de poder específicos). A esto se suma una serie de cosas que perfectamente podrían ser considerados como escándalos de corrupción (por ejemplo la forma en que grandes empresas se han adjudicado importantes proyectos de reconstrucción sin concursos o la gran cantidad de familiares o de personas con intereses comprometidos que se han accedido a diversos cargos públicos, entre otras cuestiones) y que también han brillado por su ausencia.

Así, el espacio público se reduce a la información que unos pocos quieren dar.

La cuestión es importante porque la posibilidad de acceder fácilmente a dicha información permite hacerse juicios informados sobre quienes nos gobiernan: nos permite saber quienes son, cuáles son sus intereses, cuáles son los alegatos que tienen contra ellos otros actores sociales (pobladores, trabajadores, etc.), entre otra cuestiones. Esto se relaciona con la idea de responsabilidad, pues la información y el dialogo permiten saber qué es lo que piensa el otro (qué intereses defenderá, cómo reacciona ante ciertas situaciones de relevancia política, etc.) y le obliga a hacerse cargo de sus decisiones, de su historia, lo mismo que a nosotros.

El secretismo (esconder o tergiversar información) y la negación a conversar (no negociar con manifestantes, por ejemplo) sobre cuestiones políticamente relevantes tienden a hacer mal a una comunidad que pretende ser gobernada democráticamente, la cuál requiere de un espacio público donde se discutan las cuestiones (con presencia de los diferentes puntos de vista, así como los descontentos presentes en la comunidad), que sea relevante en la toma de decisiones y donde se sepa que se es responsable por lo que se hace al respecto. El secretismo solo trae una mala calidad de política y ayuda al aumento de la corrupción.