febrero 24, 2011

De qué nos reimos

Si bien no soy un gran seguidor del Festival de Viña, he visto parte de las rutinas de los humoristas (un poco de las rutinas de Oscar Gangas y Dino Gordillo, de la de Flores nada) y me ha llamado profundamente la atención el nivel de machismo y homofobia presente en ellas.

Ciertamente el humor, como la poesia, es un lugar donde nos reflejamos como individuos y como comunidad, gran parte del trabajo del humorista es hablarnos sobre quiénes somos y según el éxito de esta empresa es su éxito profesional: si un chiste lo consideramos inadmisible u ofensivo, no lo contamos. En este sentido vale la pena revisar cuán identificados nos sentimos con nuestros humoristas y porqué, de qué nos estamos riendo, a quién queremos ridiculizar, contra quien (y con quién) nos identificamos.

Este tema es especialmente relevante respecto al Festival de Viña que se ha convertido en el escenario donde van los artistas nacionales “consagrados”, los más representativos del país.

Considerando lo anterior cabe preguntarse sobre la responsabilidad de los humoristas, esto es, sobre cómo ellos deben tomar su rol social y sobre cómo debemos juzgarlos en el cumplimiento de ese rol.

El humor tiene muchas aristas y tópicos, puede tratar sobre problemas cotidianos, sobre sinsentidos, sobre prejuicios, etc. En principio el humor relativo al ámbito sexual (relaciones sexuales, orientación sexual, etc.), como todo humor, no tiene nada de malo, por el contrario tiende a ser muy efectivo debido a que se centra en una realidad común bastante presente en la vida de todos. Pero uno puede preguntarse como la utilización del humor relativo a este ámbito puede llegar a ser ofensivo, pues finalmente se trata de aplaudir y premiar a alguien que lo que hace es reirse de la identidad de ciertas personas y reproduce y reafirma ciertos prejuicios y relaciones de dominio/sumisión que implican una fuerte afectación en la calidad de vida de ciertos miembros de la sociedad, quienes además han sido históricamente atacados. En este sentido, el foro que es el Festival de Viña puede decirse trae aparejada cierta responsabilidad de no legitimar la violencia contra algunas personas.

Los chistes contra homosexuales tienden a hacerse en base a una caricatura (“la loca”) y a definirse en contra de ellos, a dejar bien claro que por ningún motivo se es homosexual, en este sentido, en primer lugar se reduce la identidad sexual a un estereotipo ofensivo y luego se le declara como indeseable, esto último también lo es porque se considera al homosexual como un acosador del heterosexual. Estas cuestiones estuvieron presentes en al rutina de Gangas.

En cuanto al machismo, Dino Gordillo siempre ha sido un defensor del mismo. En la rutina del lunes gran parte de sus chistes se basaron en una imagen patriarcal del rol parental y las relaciones de pareja.

Finalmente dicen: es que el chileno es pícaro.

Una señal sobre la cuestión es que se abrió una discusión al respecto (no recuerdo que años anteriores hubiese ocurrido algo así) y los humoristas hablaron al respecto ante la prensa.

Gangas dijo: "Analizamos mucho lo que íbamos a encontrar hoy día, vimos que había un público popular (debido a que compartía jornada con Américo y Aventura), jóvenes, dinámicos, lúdico, buena onda. Había un ambiente que iba a aceptar un vocabulario un poco más procaz. Con Sting habría contado chistes sinfónicos"

Flores dijo: "Todos contamos este tipo de chistes cuando vamos a un asado, está en la idiosincrasia del chileno, para qué esconderlo. Yo creo que somos el único país de Sudamérica que todavía somos pacatos y escondemos eso"

Me parecen que ambas declaraciones hablan sobre la responsabilidad del humorista en el primer sentido, en cómo ellos ven su rol. Esto es así porque en una rutina se puede hacer una mirada crítica a los prejuicios sociales, no referirse a ellos o apoyarlos y justificarlos, está última fue la elección de los humoristas y ambos señalan que lo hacen porque eso es lo que pasa en la sociedad, es de lo que la gente "buena onda" habla.

Flores dice que lo escondemos, pero a mi me parece que no, la homofobia está muy presente en lo privado y en lo público y ese es precisamente ese el problema, es precisamente ahí cuando uno puede esperar que el humorista nos muestre la inconsistencia y la violencia gratuita que tiene este tipo de pensamiento. Pero la otra parte del problema es que estos humoristas son aplaudidos por gran parte de la población, porque uno puede contar el chiste que se le antoje (de animales, religiosos, racistas, etc.) el tema es que los demás te consideren gracioso. Gangas va más allá, pues apela a que el público era “dinámico”, "joven" y por eso utilizó a ese tipo de humor.

Sobre Gordillo, que yo sepa, nadie habló, parece que aún no consideramos problemática su perspectiva.

De ahí la importancia de ver de qué nos reímos, ver cómo juzgamos a nuestros humoristas, ciertamente es parte de hacernos responsables de cómo construimos el ámbito público y nuestra propia vida.

febrero 14, 2011

Comunicación y Responsabilidad


Este panfleto me lo dieron hace unas semanas cuando estaba caminando por Plaza de Armas y recién ahora lo subo, cuando por el dramatismo de la situación ésta ya se ha hecho pública.

De todas formas me llamó la atención de que se refiere a y refleja ciertas cuestiones que han estado presentes en el último año en el país, relativas al problema de la incomunicación en el ámbito público, en lo que se denomina “política”.

Porque gran cantidad de manifestaciones sociales que se han dado en los últimos meses (piénsese en Rapa Nui, Magallanes, los paros de Farmacias Ahumada y en los empleados fiscales, entre tantos) no han sido considerados o muy minimamente por la prensa (mejor dicho, su gran gran mayoría, vinculada a dos grupos de poder específicos). A esto se suma una serie de cosas que perfectamente podrían ser considerados como escándalos de corrupción (por ejemplo la forma en que grandes empresas se han adjudicado importantes proyectos de reconstrucción sin concursos o la gran cantidad de familiares o de personas con intereses comprometidos que se han accedido a diversos cargos públicos, entre otras cuestiones) y que también han brillado por su ausencia.

Así, el espacio público se reduce a la información que unos pocos quieren dar.

La cuestión es importante porque la posibilidad de acceder fácilmente a dicha información permite hacerse juicios informados sobre quienes nos gobiernan: nos permite saber quienes son, cuáles son sus intereses, cuáles son los alegatos que tienen contra ellos otros actores sociales (pobladores, trabajadores, etc.), entre otra cuestiones. Esto se relaciona con la idea de responsabilidad, pues la información y el dialogo permiten saber qué es lo que piensa el otro (qué intereses defenderá, cómo reacciona ante ciertas situaciones de relevancia política, etc.) y le obliga a hacerse cargo de sus decisiones, de su historia, lo mismo que a nosotros.

El secretismo (esconder o tergiversar información) y la negación a conversar (no negociar con manifestantes, por ejemplo) sobre cuestiones políticamente relevantes tienden a hacer mal a una comunidad que pretende ser gobernada democráticamente, la cuál requiere de un espacio público donde se discutan las cuestiones (con presencia de los diferentes puntos de vista, así como los descontentos presentes en la comunidad), que sea relevante en la toma de decisiones y donde se sepa que se es responsable por lo que se hace al respecto. El secretismo solo trae una mala calidad de política y ayuda al aumento de la corrupción.