junio 21, 2011

15-J democracia de lo extraordinario


Ya va más de un mes desde el 15 M y el movimiento continúa, se dicen distintas cosas, que pierde fuerza, que todo mundo habla de ellos como si se tuviera el dominio de la verdad de lo que son y que a los indignados les falta pensar... Por supuesto independientemente de lo que se dice, ha tenido variaciones como, por ejemplo, que la acampada de la puerta del sol se ha mudado, realizándose manifestaciones ante el congreso y también asambleas barriales. Acá en Valencia la acampada continúa solitaria y sin tanta vida como en un comienzo pero, la gente se ha comenzado a reunir también en los barrios. Además tuvimos una manifestación frente a las cortes Valencianas el día que asumió Camps que no terminó nada de bien para los manifestantes (no tan mal como en Barcelona, por cierto, pero si con represión). No obstante todo esto, la manifestación pacífica convocada para el pasado domingo 19 de junio contra el pacto del euro fue todo un éxito, volvió a ser masiva y con el compromiso de varias generaciones. Se produjo con éxito en varias ciudades de España, en algunas ciudades europeas y por supuesto lo fue en Grecia que es el principal afectado (actualmente venta de la deuda a Bancos privados, rebajas salariales del 15%, entre otros).


Como he comentado en este blog y en otro lugar, me parece realmente notable que el movimiento de los indignados españoles sea horizontal y que sea el movimiento de una ciudadanía que se siente vulnerable, totalmente expuesta y saqueada por el sistema financiero sin recibir protección de su Estado. Pese a que esto no puede quedar así tal como está, quisiera decir algo más sobre ello que hace un tiempo tengo en el tintero y que, no es una característica exclusiva de los indignados, pero si del tipo de movimiento ciudadano que presentan. Con ese precedente, la democracia que ellos encarnan es una democracia, como se ha llamado en otros lugares, de lo extraordinario. Este término por supuesto no es mío, lo he tomado de A. Kalyvas un profesor de filosofía política de la New School. En su libro, Democracy and the politics of the extraordinary: Max Weber, Carl Schmitt and Hannah Arendt, Kalyvas intenta esbozar la posibilidad de pensar las nuevas manifestaciones de la democracia, una democracia de lo extraordinario que por supuesto indica a través de términos claves para los autores que subtitulan el libro. Haciendo oído a los nuevos modos de manifestarse (incluido internet). Brevemente quisiera indicar algo que puede servir para pensar lo que está pasando en España, pero también en otras partes, y que me interesa. Debo advertir que es tan solo una interpretación de lo que Kalyvas llama carisma de lo extraordinario, que tendría por origen una política de lo extraordinario para la cual se debe entender la definición de Estado acuñada por Weber, no simplemente como monopolio de la violencia legítima sino que, como monopolio de los significados de ejercer fuerza legitima. Con la horizontalidad a la que me he referido indicamos que hasta este momento no es posible identificar un líder carismático (porque no lo hay) que mueva a la ciudadanía a reclamar por estos derechos, no estamos hablando de un Mandela, ni de ningún súper héroe (súper político en verdad) o idealista que prometa un futuro mejor, ni siquiera de un icono de la revolución. Incluso no creo que estas personas tengan ganas, ni estén sensibles a creer sin más a un seductor político. En ese sentido el carisma reside en la idea misma de democracia, es como si quisieran seguir una quasi norma kantiana en el sentido que actúan espejeándose respecto de su propia individualidad, la que los lleva a algo común. Es como si lo que los mueve es el cumplimiento del primer deber jurídico que indicó Kant en su Metafísica de las costumbres: Sé un hombre honesto o no permitas que te traten como un medio. Así las cosas lo que han tomado como dirección de su actuar es el anhelo de hacer cumplir que cada quien sea tratado con dignidad y no como una mercancía, independientemente que en cada caso particular el problema tenga características especificas y singulares. Es el significado el que los representa y no una persona (representante) que se toma la atribución de significar lo que todos están tratando de vindicar. Lo extraordinario no es salirse del campo histórico y no es simplemente negarse a la representación, como también algunos dicen que debiese ser el objetivo del movimiento. Lo extraordinario es la posibilidad de encontrar una nueva forma de carisma que se da en la democracia, esto es, que represente lo irrepresentable no en una persona, sino que en la exigencia de defender un significado como en este caso es el de una humanidad digna. De este modo, para poner el ejemplo de los indignados, la fuerza carismática no viene desde alguien sino que desde un concepto que estaba obliterado, se creía que estaba siendo respetado, pero solo se veía una parte (al fin y al cabo por ejemplo la gente se sentía digna porque tenía la posibilidad de comprar gracias a un crédito o de una hipoteca para adquirir una casa pero luego se han percatado de que dicha posibilidad tiene una trampa, quedan presos).


Volviendo al caso de los indignados y considerando esta democracia de lo extraordinario que tiene a la vista un carisma de lo extraordinario, hay que destacar que es absolutamente una revolución ciudadana y eso es lo que importa, es decir, ser uno más singular en conjunto con otros. Esto no permite que aún la podamos coger en toda su magnitud, ni saber si triunfará o fracasará o servirá de precedente, en la medida que aún no se mete en el terreno de lo institucional, lo que es necesario. Respecto de esto último creo que escapa de la pura voluntad cívica, requiere de un compromiso de los políticos con las personas a las que supuestamente representan. Creo que los políticos no han respondido con compromiso a las demandas. He oído por la radio y tv diversas opiniones de los partidos políticos. El PP reconocía que habían demandas que debían ser oídas y consideradas pero abiertamente enunciaba que otras no eran plenamente compartidas. El PSOE por su parte respondía que el movimiento debía comprender que no se puede ejercer la democracia sin comprometerse con un partido político, a lo que luego un ministro señalaba que los indignados debían decantar hacia izquierda unida o el PSOE (todo esto mientras izquierda unida en Extremadura dejaba el camino libre el PP apoyándolo con dicho gesto y dando la espalda al PSOE). Zapatero ha manifestado que está trabajando en solucionar los problemas, especialmente el de cesantía. Hoy indicaba la propuesta alemana de recibir jóvenes españoles para trabajar y también estudiar, destacaba el tinte populista del PP al poner reparos a las medidas a largo plazo de gobierno. El PSOE, sin embargo al pedir que se tomara una bandera respondía del peor modo posible, sin la sensibilidad necesaria para oír la demanda del pueblo. Si el PP llega, los indignados no dejarán de estar indignados y seguiremos asistiendo a esto que tanto llama la atención, una democracia de lo extraordinario. Por estos días está tomando una hermosa figura, saldrán caminando, recogiendo indignaciones hacia Madrid desde distintos puntos de España. Desde Valencia ya salió una marcha, planean llegar allá el 24 de Julio y pasaran por todas las asambleas de las ciudades que queden en el camino, son 34 días caminando hasta Madrid para continuar demostrando su indignación. Pero va a ser necesario pasar a la democracia ordinaria es decir aquella que tiene cause, el problema es que sinceramente no sé cómo porque todo parece indicar que sería necesario un grupo de personas que esté interesada en tomar por principio gobernar para que todos vivan dignamente. Después de la indignación se requiere reorganizar la estructura política y entrar ya a la arena del gobierno (¿será mediante dialogo entre ciudadanos y políticos?) y no continuar simplemente la herida.

junio 19, 2011

Voucher de invierno y educación

Fiel a su estilo de confiar a los privados la soución de problemas públicos, el gobierno ha concebido el “Bono de Consulta Médica Respiratoria” por medio del cual pretende descongestionar los servicios de urgencia hospitalarios. Se trata básicamente de un voucher de atención en centros privados que será entregado a quienes no puedan ser atendidos en el servicio público por excesiva demanda. La población parece haber recibido de buena manera el anuncio, y los esfuerzos por solucionar la congestión de servicios de salud son necesarios. Ahora veamos la letra chica.

El bono será otorgado a las personas inscritas en el tramo A de Fonasa (aquellas “carentes de recursos”), menores de 15 años y mayores de 65. Para ello deben concurrir al servicio de urgencia público, donde “si no hay posibilidad de atención allí por colapso, será el médico o la enfermera jefe la que confirme la situación y la necesidad de atención en otra parte”. Hasta ahí, todo bien. El primer elemento que hace dudar de la efectividad del bono para hacerse cargo del problema es que previo a la entrega del bono debe evaluarse al paciente para determinar que su estado es leve y no requerirá hospitalización. Como lo puso el Subsecretario de Redes Asistenciales, “cuando llega un paciente menor o adulto mayor son rápidamente [sic] evaluados en las urgencias de los Hospitales a lo largo del país”. ¿Ah? ¿Y el problema no era precisamente que la atención es muy lenta? No entiendo bien cómo funcionará en la práctica esto. Probablemente se vaya a hacer por de un triage. Como fuere, todavía no viene lo mejor.


Una vez con el bono en la mano, el paciente deberá “comunicarse con la consulta [privada] y pedir hora [!], que le será entregada según las disponibilidades de agenda”. Y aquí es donde se pone difícil. Noten que el paciente concurre originalmente a la urgencia del hospital. Y la solución consiste en evaluar si es realmente o no tal (si es grave o requerirá hospitalización), y no siendo urgencia, se le deriva al sistema privado. (Tenga esto en mente para lo que viene más abajo). En resumen, lo que se logra es que en vez de esperar un día entero en el hospital a que lo atiendan, mejor espere en su casa para que lo atiendan en el sistema privado. OK. Es una avance. Esperar en la casa es mejor. Pero a esta espera menos gravosa hay que agregar el traslado a la consulta privada, que puede no estar tan accesible como el hospital. No tengo datos, pero sospecho que las consultas privadas están distribuidas principalmente en zonas distintas de las de los hospitales. El riesgo es que los pacientes derivados saturen las consultas privadas cercanas, y los demás tenga que hacer traslados mayores. Bueno, pero si la consulta es provechosa sería aceptable. Sin embargo, si el médico privado receta medicamentos o más exámenes [1] el paciente deberá volver al servicio público.


"¿Pa dónde, jefe?"

Ahora el problema que me parece más serio, y políticamente relevante. Hay razones para creer que el periplo de los pacientes al servicio de urgencia, a su casa a pedir hora al servicio privado, y luego a la consulta privada no será provechoso [2]. La principal razón es que hay evidencia de que buena parte de la saturación de los servicios de urgencia se debe a que la mayoría de las consultas que llegan no son de urgencia (desde un 54% hasta un 98%). En otras palabras, son casos en que en vez de ir a la urgencia y padecer la espera, los pacientes habrían hecho mejor en pedir una consulta en su consultorio correspondiente. Esto es desde luego mejor para los pacientes (en especial bebés, niños y ancianos) que no tendrían que salir a exponerse al frío y al ambiente infeccioso de las urgencias. Claro que los privados se perderían los 3 mil millones que costará el plan.

Esto último me lleva a la importancia política de las deficiencias de este bono. Si el problema de la congestión de los servicios de urgencia se explica en buena parte por el hecho de que las personas no utilizan correctamente los servicios de salud, una solución que caería de cajón sería educar a la población al respecto (realizar campañas antes del invierno, incorporarlo en los controles de salud en los consultorios, u otras medidas); así se haría más eficaz al sistema de salud al mismo tiempo que se “empoderaría” a los ciudadanos.

Y no es que el gobierno no conozca este tipo de planes. Su estrategia de proteger a los consumidores de servicios financieros se reducía a no mucho más que eso; educar a las personas sobre sus derechos. El contraste es lamentable. En materias de protección al consumidor frente a los privados, el gobierno cree que promover la educación es suficiente. Ahora en el ámbito de la salud, cuando los ciudadanos son los que van (o, más bien, son llevados) hacia los privados, el gobierno opta por obviar la educación y asegurar el traspaso de fondos públicos a los privados. Claro, como con el sistema educacional esa estrategia ha funcionado tan bien...



[1] Digo “más exámenes” porque creo haber escuchado que los pacientes derivados irían ya con una radiografía o algún examen del servicio público. No estoy seguro de que vaya a ser así. La información que he encontrado es contradictoria.
[2] Sospecho que en un buen número de casos serán dos viajes a la consulta privada, pues las personas que se atienden en el serivicio público están acostumbrados a pedir hora en persona, no por
teléfono o internet.