abril 14, 2012

El aborto no es un bien


A falta de un posteo propio criticando la ceguera de los y las liberales que limitan su discurso a una defensa del aborto (invocando derechos sobre el cuerpo o los planes de vida), dejo aquí una cita que llama la atención sobre el hecho --obvio, creería uno-- de que aunque la criminalización absoluta del aborto sea tiránica, el aborto mismo no es un bien, y que la lucha por su legalización es la lucha por la eliminación de una enorme injusticia (un esfuerzo, en ese sentido, negativo) que no debe nublar la necesidad de complementarlos con esfuerzos (positivos) orientados a la obtención de los ideales de igualdad y justicia:
“Evidentemente aborrezco otras cosas más de lo que aborrezco el aborto. Cuáles sean estas cosas no es algo original, pero es importante especificarlas. Las leyes injustas, por ejemplo; en este caso, las que discriminan contra los pobres y los iletrados y los abandonados. Y, por ejemplo, los hechos de hijos no deseados o descuidados. Que el aborto legal sea una alternativa a las leyes injustas y los hijos descuidados es una cuestión no de buena lógica sino de malas instituciones. Si, para empezar, la sociedad estuviera organizada de tal manera que adoptar un niño no fuera más difícil de causar que tener un niño; y que los niños fueran adoptados solo por personas que los seguirán queriendo y que los cuidarán, y que hubiera suficientes tales personas para cuidar a todos los niños que los necesitaran, y que uno supiera cómo distinguir quiénes son estas personas; y que cualquier pizca de vergüenza o discriminación asociada a la ilegitimidad de un niño o al hecho de la maternidad sin matrimonio o a los padres que den a su bebés en adopción fuera ella misma vergonzosa; y, suponiendo que se sepa que la anticoncepción no produce daño físico a quienes la practiquen, que fuera practicada de manera consciente; y que a las mujeres se les proveyera ayuda especialista y amigable durante el embarazo y el padre tuviera derecho, con la madre, a licencia del trabajo, de manera que fuera necesario autorizar el aborto, y que siempre lo fuera, solo si hubiera riesgo físico o psicológico grave y cierto para la madre (el riesgo psicológico debería debería a estas alturas estar limitado al terror del embarazo y parto mismos); entonces mi liberalismo sobre el asunto del aborto se apagaría, my aborrecimiento del aborto podría flocerer […] El resultado de estas consideraciones es que la discusión sobre el aborto, en cuanto tenga base en el estatus del embrión humano, no solo no puede sino que no debe ganarse. El aborto voluntario es menos malo que su criminalización; pero no por ello está bien. Mientras más terrible lo considere uno, más terrible debería considerarse el juicio que hace a la sociedad. Es una huella del fracaso social, similar a la existencia de las cárceles” -- Stanley Cavell, The Claim of Reason, pp. 374-375 (mis énfasis).
 


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Que el aborto no es un bien es lo que hace cómica a esta parodia de The Onion (que un buen número de conservadores pensó que se trataba de una noticia real).


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