enero 19, 2010

La elección desde lejos

No me deja de asombrar el consuelo de muchos de los que conozco que pueden ser catalogados como centro izquierda. Que la concertación sigue teniendo apoyo y los que votaron por Piñera son solo una minoría que representa a la derecha o a gente sin tendencia política y quizá sin memoria, o que, el triunfo de Piñera debe ser entendido como el fracaso de la concertación. Risa me da pensar en que simplemente somos un país mediocre más bien farandulero, lo que posiblemente sea verdad, pero eso es una tendencia mundial. Al igual que el descontento con las centro izquierdas.
Me encuentro lejos y sin posibilidad de votar, yo lo hubiese hecho por Frei y bajo la premisa tan popular de que ese voto no es por el candidato sino contra la derecha. Pero más allá de los comentarios desde el corazón o divertidos que comparto, el resultado de las elecciones nos debe dar mucho que pensar. Me niego a aceptar sin más que gran parte de un país sufre de amnesia. En este caso creo que el asunto de la memoria es mucho más espinoso de lo que se cree. Hoy nos enfrentamos a una coalición entre conservadores y liberales que aún con diferencias vuelve a reflejar nuestro carácter fragmentario. Me pregunto qué tipo de memoria debemos considerar de ahora en adelante, qué tipo de memoria podría recuperar lo que este año ha perdido la concertación. La memoria funciona trayendo a presencia lo que alguna vez pasó y sin duda hay algo tapado que no estamos viendo y que hay que replantearse. Eso que trae a memoria con posibilidades de reflexión emana de lo ejemplar. Ejemplar no en el sentido de algo que demuestre simplemente un proceso o una idea a seguir, sino en el sentido también del error. Estamos lejos de pensar que los ejemplos de ser humano bueno y virtuoso son posibles y motivarían a otros. Frei como líder político ha mostrado el carácter antinómico de la ejemplaridad, entendida no solo como la imagen a imitar sino también como la imagen de los vicios de un sector político. Piñera pese a representar los vicios más típicos del ser humano, sed de poder y dinero, ha ganado. Con mayor razón digo que la figura pública no tiene el valor del ejemplo a seguir imagen de un ideal. Si hay personas dispuestas a hacer de tripas corazón con sus propios recuerdos y vivencias a fin de revolver la arena política, debemos no solo llamar la memoria del origen de este período democrático nuestro sino de lo que se ha gestado desde la democracia hasta ahora. Es necesario una vuelta, un replanteamiento que nos muestre lo otro que no se nos hace evidente, que estas elecciones no se reduzcan a la simple frase de que somos un país que se avergüenza de sí mismo. Del bombardeo de frases me quedo con un titular que leí en LUN “Lagos cambió el dedo por la oreja”

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