marzo 23, 2010

Peligros de la seguridad

La seguridad es muchas veces citada dentro de las discusiones políticas y jurídicas, pero rara vez se presta atención a qué significa realmente. En las constituciones y tratados internacionales suele tratársele como un valor, un principio, e incluso como un derecho y, a pesar de ello, no son pocos sus detractores.

Podemos decir que se le ha tratado en un ámbito individual y en uno colectivo.

El individual suele consagrase en el derecho a la libertad y seguridad personales que se traduce en ciertas garantías ante la actuación de terceros (especialmente de órganos estatales) estando libre de detenciones clandestinas, torturas y otros tratos crueles. Además, socialmente, se han desarrollado otras lecturas como la necesidad de tener armas en las casas para ampliar la seguridad en caso de robo u otro suceso dañino.

Por su parte, el ámbito colectivo tiende a denominarse “seguridad pública” y su contenido nunca está bien determinado, pero sus consecuencias son bien conocidas. Como señala Carl Schmitt, quien tiene el poder de decisión dentro de un sistema jurídico dice cuando la seguridad pública se ve amenazada (generalmente por la existencia de enemigos internos dentro de la sociedad, ya sean marxistas, terroristas o saqueadores). Los criterios utilizados para determinar cuándo la seguridad se ve amenazada son de “razón de Estado”, esto es, un misterio que sirve a fines policiales para el gobernante de turno.

Las consecuencias de determinar que la seguridad pública se encuentra en peligro son la limitación del ejercicio de derechos (por ejemplo la libertad ambulatoria cuando se declara un toque de queda) y el aumento de las facultades de ciertos órganos estatales (los cuales dejan de ser controlables por otros órganos estatales), o sea, la suspensión del Estado de Derecho en situaciones conocidas como “estados de excepción”.

Ojo, todo es por nuestro bien.

Lo curioso es que en la práctica los dos ámbitos suelen chocar, pues la seguridad individual tiende a protegerse con los derechos que desaparecen durante los períodos de “excepción”.

De este modo las consecuencias de apelar a la “seguridad publica” le ha traído muy mala fama a esta, básicamente porque significa la desaparición del individuo dentro del funcionamiento de la sociedad, la desaparición del acuerdo (de actuar concertadamente, diría Arendt) dentro del actuar político y el que todo empiece a teñirse de violencia.

La seguridad es sin duda algo valioso para todos, pero es necesario tener ojo respecto de como la definimos y de lo que hacemos en nombre de ella, ya en el primer día de nuestro primer toque de queda del siglo XXI murió una persona.

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