febrero 14, 2011

Comunicación y Responsabilidad


Este panfleto me lo dieron hace unas semanas cuando estaba caminando por Plaza de Armas y recién ahora lo subo, cuando por el dramatismo de la situación ésta ya se ha hecho pública.

De todas formas me llamó la atención de que se refiere a y refleja ciertas cuestiones que han estado presentes en el último año en el país, relativas al problema de la incomunicación en el ámbito público, en lo que se denomina “política”.

Porque gran cantidad de manifestaciones sociales que se han dado en los últimos meses (piénsese en Rapa Nui, Magallanes, los paros de Farmacias Ahumada y en los empleados fiscales, entre tantos) no han sido considerados o muy minimamente por la prensa (mejor dicho, su gran gran mayoría, vinculada a dos grupos de poder específicos). A esto se suma una serie de cosas que perfectamente podrían ser considerados como escándalos de corrupción (por ejemplo la forma en que grandes empresas se han adjudicado importantes proyectos de reconstrucción sin concursos o la gran cantidad de familiares o de personas con intereses comprometidos que se han accedido a diversos cargos públicos, entre otras cuestiones) y que también han brillado por su ausencia.

Así, el espacio público se reduce a la información que unos pocos quieren dar.

La cuestión es importante porque la posibilidad de acceder fácilmente a dicha información permite hacerse juicios informados sobre quienes nos gobiernan: nos permite saber quienes son, cuáles son sus intereses, cuáles son los alegatos que tienen contra ellos otros actores sociales (pobladores, trabajadores, etc.), entre otra cuestiones. Esto se relaciona con la idea de responsabilidad, pues la información y el dialogo permiten saber qué es lo que piensa el otro (qué intereses defenderá, cómo reacciona ante ciertas situaciones de relevancia política, etc.) y le obliga a hacerse cargo de sus decisiones, de su historia, lo mismo que a nosotros.

El secretismo (esconder o tergiversar información) y la negación a conversar (no negociar con manifestantes, por ejemplo) sobre cuestiones políticamente relevantes tienden a hacer mal a una comunidad que pretende ser gobernada democráticamente, la cuál requiere de un espacio público donde se discutan las cuestiones (con presencia de los diferentes puntos de vista, así como los descontentos presentes en la comunidad), que sea relevante en la toma de decisiones y donde se sepa que se es responsable por lo que se hace al respecto. El secretismo solo trae una mala calidad de política y ayuda al aumento de la corrupción.

1 comentario:

  1. Agrego unas palabras de Sen, dadas en una entrevista a un diario argentino:

    P. ¿Es la búsqueda de la justicia un valor real en la actividad política cotidiana de nuestra tierra o se ha vuelto un valor en retroceso?

    A.S. "No tengo dudas de que muchos líderes y dirigentes políticos están realmente preocupados por la búsqueda de justicia. Es el sistema democrático el que debe recompensar a los que son sinceros en ese compromiso. Es posible que los políticos piensen mucho en sí mismos, pero, en algún momento, deben confrontar su acción con la discusión y con la aprobación pública. Es la sociedad la que, en definitiva, tiene el papel fundamental en hacer que los dirigentes se muestren realmente preocupados por erradicar la injusticia. Aún cuando en la dirigencia existan intereses particulares en esta materia, a la larga necesitan el apoyo de los ciudadanos. Ese es el valor de la democracia en la búsqueda de justicia."

    La entrevista completa en: http://www.lanacion.com.ar/1349363-amartya-sen-el-imperativo-etico-de-un-mundo-mas-justo

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